3 de mayo de 2011

FINCA DOFÍ 2008, DOQ Priorat


Habrá quién nos tachará de infanticidas, asaltacunas y demás adjetivos relacionados con el consumo de un vino como este, recién salido al mercado, con tan poco tiempo en botella y cualificado por los entendidos etnocéntricos de este mundo enológico, como vino de guarda, al que el paso de los años lo transforman en un vino de una elegancia sublime, desprendido de toda su potencia aromática, de su rusticidad, de su tonalidad intensa, es decir, desprendido de todo aquello que nos gusta encontrar y que nos emociona de un vino.
Anotar que es el primer Dofí que tenemos el gusto de probar, el precio limita su consumo..., aunque en esta ocasión, el precio, 55 euros (muy por debajo de su precio habitual), fue el motivo que propicio su compra.


En su elaboración predominan la Garnacha y la Cabernet Sauvignon, con un pequeño porcentaje de Sirah y Merlot. El paso por barrica es de 18 meses.
Datos técnicos a parte, pasemos a intentar describir las características sensoriales que transmite este fantástico vino.

El rojo picota, su ribete magenta, su capa media alta y su lágrima lenta-junta que tiñe la copa son su presentación visual.

En nariz se despliegan ese conjunto de aromas, que el que escribe, desea encontrar en una copa de vino:
Se pasean aromas de fruta madura, cerezas, frambuesas, fresas y dentro de las frutas se nos cuelan unos matices de melocotón. Estos aromas no van solos, los guía una impresionante mineralidad adornada por balsámicos.
Este despliegue aromático llega a su máxima expresión a las 2h 30min de decantación, momento en el que se unen aromas torrefactos, café y cacao. (Nos quedamos cortos con una hora de decantación)
Solo añadir que estos aromas no afloran con elegancia y sutileza, no, aparecen con la intensidad y potencia que, al menos yo, busco en un Priorat.

En boca tiene una entrada potente, fabulosa, amplio, llena la boca, con la frutalidad encontrada en nariz y con una mineralidad impresionante.
A nivel tánico... va bien...
Igual que en nariz, en boca transmite potencia y buena estructura.
Solo añadir que tiene un posgusto eterno. Un vino enorme.



P.D: Me he topado con dos Finca Dofí 2001 a 29,95 Euros, meditaré si vale la pena gastárselos para reafirmar o revocar la teoría...

Hasta el próximo vino.




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