Este vino es una de mis debilidades, al que le tengo un gran cariño, por el vino mismo y por la historia que rodea su descubrimiento.
No pudimos adquirir ni una botella en aquella ocasión, no se podía pagar con tarjeta, Fernando y yo no teníamos ni un euro en el bolsillo...
Pero esta situación negativa se transformo en una positiva, ya que nos "obligó" a conocer el Celler y el autor del vino, con el que pudimos disfrutar de una mañana enriquecedora, (en pleno apogeo de nuestras inquietudes enológicas) donde asistimos a una clase de poda en plena viña y a la explicación de las particularidades que en este Celler se aplican en el proceso de vinificación, para acabar con una degustación de gran parte de sus vinos (chardonnay, C.Sauvignon-merlot y ull de llebre), por cierto, gratuita. (Y no éramos pocos, Mari, Anna, Alejandro, David y el que maltrata la narrativa)
Puedo decir que este, y el resto de los vinos del Fargas-Fargas se ganaron mi aprecio en lo humano y en lo estrictamente enológico. Vinos honestos que reflejan el carácter del clima, suelo y entorno, pero también la personalidad y buen hacer de sus elaboradores.
Después de esta larga introducción, resumida a pesar de su extensión, (quedan historias en el tintero) pasemos a describir lo que se puede encontrar en este excelente Cabernet Sauvignon.
Anotar que la verema es manual y que el vino ha pasado por una crianza de 18 meses en barrica húngara y americana, con una producción de 7290 botellas.
Bueno al grano:
Nos muestra un color rojo picota sin degradación, ribete virando hacia tonos teja, capa alta con una lagrima pequeña-junta-abundante y lenta con tinción de copa.
En nariz aparece la fruta roja muy madura (fresas licorosas, maceradas), con recuerdos a aromas relacionados con la piel de naranja e incluso melocotón, que traen a mi recuerdo olfativo la imagen de unas fresas maceradas en zumo de naranja.
La agitación de la copa muestra notas de cacao, café, tenues vainillas y unas pinceladas de típico sotobosque mediterráneo.
En boca encontramos la fruta en segundo plano, con predominio de las notas de crianza mencionadas en nariz, a las que se une algo de tabaco. A nivel tánico, este es sutil, agradable e incluso tirando a dulzón.
Destacaría de este vino el aspecto visual y su nariz de fruta muy madura (que algunos asocian a vinos ya algo cansados, no es el caso) y un paso por boca muy agradable. Además del precio de adquisición, 9-10 euros en el mismo Celler, que justifica decir que es un vino que vale más de lo que cuesta.
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