8 de septiembre de 2013

La Cabra & La Bota 2011, V.T. Ribera del Andarax


 
"... Observamos curiosos entre las viñas una silueta de animal recortada por la luz del alba. Al acercarnos, vimos sorprendidos como entre los viñedos una esbelta cabra nos miraba fijamente mientras saboreaba nuestras dulces uvas"

Dicho texto figura en la contra-etiqueta de este magnífico vino almeriense. 

Nos dibuja una bucólica escena que invita a pensar que fue la inspiración que dio nombre al vino. Pero no es así, la historia (ficticia) y el nombre son obra de la agencia de publicidad Jonh Appleman, así como el diseño de la etiqueta.
Si hay que ponerle algún "pero" a este vino, lo encontramos aquí, me sobra la historia, está perfecto el nombre, el diseño, pero... la historia... ficticia... (No es que sea un romántico, pregunten a mi esposa, pero siempre ando "rompiendo las bolas", pregunten también a mi esposa...) 
Estoy seguro que Miguelanxo Prado no necesitó ver un perro verde corriendo entre las viñas, y ya, aquí dejo los temas de marketing (neuro y normal) con los que no me llevo nada bien. 

Vamos a lo importante, el contenido:
Es el segundo vino que puedo probar de Pagos de Indalia, el primero fue "El Terrao", y en ambos casos la experiencia ha sido muy satisfactoria.

Almería es una zona donde están surgiendo, en los últimos años, pequeñas bodegas que trabajan con mimo y cariño el viñedo para producir vinos excelentes, alejados de la "estandarización" y homogeneización instaladas en otras regiones, a esto hay que añadir que cuentan con el plus de tener una excelente RCP.

Ahora si, a por "la Cabra".


Se trata de un coupage de Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Syrah (vendimia manual), con una crianza de seis meses en roble francés y americano.

Su aspecto es juvenil, rojo cereza vivo y brillante. Capa media.

En nariz, destacan aromas de sotobosque (no se si sugestionado por la imagen de la cabra de monte comiendo, no uvas, sino ramas de montebajo) sobre un fondo de mermelada de arándanos y ligeros tostados. Algunos matices de eucalipto, pimiento verde y torrefactos aparecen conforme el vino va cogiendo temperatura.

El sotobosque sigue acaparando mi atención en boca, con un tanino y una cierta calidez que me ayudan a construir sensaciones subarbustivas (matas leñosas), dotando al vino de carácter y de cierta identificación con su origen (del origen que intuyo ya que no he podido visitarlo, queda pendiente.). Intenso y largo.

Resumiendo me parece un conjunto harmonioso, intenso, con carácter y muy placentero.
Se puede decir que el contenido rebosa honestidad y refleja el buen hacer de la bodega, quede pues el asunto marketing, como anécdota.

P.D: En la web donde anteriormente se ubicaba esta entrada, surgió un comentario y algún rifi-rafe en twitter sobre la cuestión de la etiqueta, traslado copia del comentario.




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